Literatura

viernes, 31 de agosto de 2012

WESTLEY ALLAN DODD, EL DEPREDADOR DE NIÑOS





Westley Allan Dodd nació en Richland, Washington, el 03 de julio 1961. fue un asesino en serie, abusador de menores y pederasta. A diferencia de la mayoría de los asesinos en serie, Dodd dijo que nunca fue abusado o descuidado. pero aseguró que nadie se dirigía palabras de afecto o cariño, lo que provocó en Westley un temple frío. A pesar de todo, era una familia unida y feliz.


Desde pequeño, Dodd mostró ciertas conductas exhibicionistas. Mostraba sus genitales por la ventana de la casa o salía a andar en bicicleta desnudo. Estos actos, generalmente son un indicador de un sadismo latente; en menor grado claro está. Sin embargo, muchos psicólogos piensan que el exhibicionismo es forzar a otro a ver algo que hubiese preferido ahorrarse. Ese acto es el génesis del sadismo. Obviamente, en el caso de Dodd (un chico pequeño, menudo y de rostro fino) pasaba a ser más llamativo que grotesco y nadie lo tomó como algo realmente grave. Pero también cometía actos de masoquismo sin que nadie sospechara, como introducirse varas de madera por el recto o agujas por el pene, para ver hasta donde podía soportarlo. sus primeras víctimas fueron sus propios primos. 


Ya con 17 años, Dodd se inscribió como guía de los Niños Exploradores, lugar donde podía estar más cerca de ellos y buscar la instancia para sodomizarlos. También solía entrar a los cines en los que se exhibían películas para menores de edad, en donde se sentaba tranquilamente a esperar a que un niño fuera al baño. Entonces lo seguía, lo violaba en el baño y huía. Hasta entonces, Dodd no usaba la violencia. Se aprovechaba de que eran niños muy pequeños (de 2 a 8 años) para engañarlos, ofreciéndoles dulces, juguetes o dinero. Y es que Dodd no parecía una amenaza ni de lejos.

En un par de ocasiones, ya siendo mayor de edad, fue detenido por conductas sospechosas con menores. Incluso en una ocasión, intentó raptar a dos niñas pequeñas para violarlas, y a pesar de ser detenido, fue puesto en libertad. La segunda detención registrada, explica cómo había ofrecido 50 dólares a dos menores, para ir a un motel a jugar strip-póker. El mismo Dodd reconoció que su deseo era violarlos; pero de forma incomprensible volvió a salir a la calle. tambien para estar más cerca de sus risueños objetos de deseo, se alquilaba de niñero. Todas sus víctimas (más de 50 en total) eran niños menores de 12 años, algunos de ellos tan jóvenes como de dos años. Sus fantasías sexuales se fueron haciendo cada vez más violentas en los últimos años (incluso escribió sobre el deseo de comer los genitales de sus víctimas pero no pudo llevar a cabo su plan.
).


Después aparecieron en su mente otras imágenes, más agresivas y audaces, implorando una nueva satisfacción. Fue entonces que empezó a llevar una bitácora de sus más caros deseos. “Deberá morir de esta manera:”, escribió. “Será amarrado en el suelo. En vez de colocar una bolsa sobre su cabeza, como previamente lo había planeado, taparé su boca con cinta adhesiva. Entonces, cuando esté listo, utilizaré la tela de su ropa para taponarle la nariz. De esa manera me podré sentar, tomar fotografías y verlo morir, en lugar de concentrarme en mis manos o en la ropa alrededor de su cuello”


los hermanos Cole y William Neer, de 11 y 10 años, respectivamente, desaparecieron en el parque David Douglas en Vancouver. El hombre los raptó y los llevó a su casa, donde los torturó y violó repetidamente. Cuando se aburrió de sus presas, los llevó al bosque, los amarró con unas agujetas, volvió a violarlos y finalmente los asesinó a cuchilladas.

Semanas después, cuando la urgencia regresó, Dodd visitó Vancouver con una sola idea en la cabeza: encontrar una nueva víctima. Era Lee Lesli, a quien secuestró del patio de la escuela elemental Richmond. El niño también fue conducido a la casa de su verdugo, donde fue violado, torturado y fotografiado desnudo. Lee murió por asfixia y su cuerpo fue colgado en un armario durante varias horas, hasta que amaneció y Dodd decidió tirar el cadáver cerca del Lago Vancouver.

Después de que Dodd fue arrestado por tratar de secuestrar a un niño de una sala de cine, la policía encontró en su casa un potro de tortura, listo para utilizar. Fue detenido por la policía local en Camas, Washington y entrevistado por los detectives del grupo de tareas.



El potro de tortura




las autoridades acudieron al departamento del detenido y encontraron una serie de evidencias que corroboraban parte de la declaración, entre otras, instrumentos utilizados para torturar, así como una maleta con decenas de fotografías de niños en poses sexuales, Dodd tenía guardada la ropa interior de Spiderman de Lee Islei y fotos de el ahorcado en su clóset.

Dodd fue condenado a muerte en 1990 por abusar sexualmente y luego matar a puñaladas a Cole Neer (edad 11) y su hermano William (10) cerca de un parque de Vancouver, Washington en 1989, así como por la violación por separado y el asesinato de Lee Iseli.


Menos de cuatro años transcurrieron entre los asesinatos y la ejecución de Dodd. Se negó a apelar su caso o la pena capital, afirmando que "tengo que ser ejecutado antes de que tenga una oportunidad de escapar o de matar a alguien dentro de la prisión. Si logro escapar, yo les prometo que voy a matar a los guardias de las prisiones, tengo que violarles y disfrutar de cada minuto."




Mientras que en la corte dijo que, si se escapaba de la cárcel, inmediatamente volvería a "matar y violar niños." Dodd fue ejecutado en la horca a las 12:05 am del 05 de enero 1993 en la Penitenciaría del Estado de Washington, en Walla Walla. Por ley del estado de Washington, Dodd tuvo que elegir el método de su ejecución, y la ley estatal dio Dodd dos opciones: la inyección letal o ser ahorcado. Dodd decidió que lo colgaran, en entrevistas declaro que él eligió ese método "porque esa es la forma en que Iseli Lee murió."

VIDEO EN INGLES: 



domingo, 26 de agosto de 2012

Dean Corll, "Candy Man"


Dean Corll nació en Fort Wayne, Indiana (Estados Unidos), el 24 de diciembre de 1939. En la década de los cincuenta, la madre de Corll inició una pequeña empresa de golosinas, principalmente dulces de nuez, junto con su segundo marido. La tenían en el garaje de su casa. Dean Corll trabajaba allí día y noche, mientras seguía asistiendo a la escuela. Cuando cumplió diecinueve años, la familia se trasladó a Houston, donde abrieron una nueva dulcería.

Tras el segundo divorcio de su madre en 1963, Dean Corll se mudó a un departamento encima de la tienda. La tienda de dulces ya tenía algunos empleados y Corll pasaba mucho de su tiempo libre en compañía de los niños del barrio. Les daba caramelos gratis y ellos lo conocían con el sobrenombre de "Candy Man: El Hombre de los Dulces”.

Dean Corll fue reclutado en el ejército en 1964, donde asumió que era homosexual. Después de diez meses obtuvo una licencia para poder ayudar a su madre con el negocio de dulces. El 25 de septiembre de 1970, Jeffrey Konen, de dieciocho años de edad, desapareció mientras hacía autostop en la carretera. Era estudiante de la Universidad de Texas y se dirigía a casa de sus padres en Houston. Fue la primera víctima. Dean Corll lo recogió, le dijo que se dirigía a Houston y lo llevó a su domicilio. En el camino, le regaló al joven unos dulces. Cuando llegaron a casa de Corll, lo invitó a tomar una cerveza antes de llevarlo a casa de sus padres. El chico, no queriendo parecer descortés, aceptó. Una vez adentro, Dean Corll lo golpeó en la cabeza, dejándolo inconsciente. Después lo amarró a una silla y empezó a torturarlo. La agonía de Jeffrey Konen duró varias horas. Corll se ensañó con él. Tras desnudarlo, lo violó varias veces. Después lo golpeó en la cabeza hasta destrozársela.

A diferencia de Jeffrey Konen, las siguientes víctimas de Corll fueron secuestradas en Houston Heights, que era entonces un barrio de bajos recursos al noroeste del centro de Houston. Su segunda víctima fue Homero García, un niño hispano de bajos recursos a quien le prometió dinero. Tras darle los consabidos dulces, lo llevó a su casa. Lo violó. Luego le cortó el cuello hasta que el pequeño se desangró. Otras dos víctimas, Malley Winkle y Billy Baulch, habían trabajado para el negocio de los dulces Corll, como repartidores del producto a las tiendas.

Los introducía en una caja de madera, donde permanecían sin poder sentarse ni recostarse, sufriendo terribles calambres en todo el cuerpo. Les arrancaba el vello púbico, uno por uno. Les metía varillas de acero analmente. Cada vez era más cruel. Les hacía cortes en el cuerpo, les partía los dedos, les rompía los huesos de brazos y piernas a martillazos, les quebraba los omoplatos o los asfixiaba con bolsas de plástico. A otros los castraba utilizando cuchillos, tijeras o navajas de afeitar.

Corll raptaba a chicos de entre trece y veinte años. Siempre les ofrecía y regalaba dulces en el trayecto a su domicilio. Según la edad de las víctimas, prometía comprarles ropa, juguetes o darles dinero. Además, acondicionó uno de los cuartos de su casa como cámara de tortura. Allí llevaba a los niños. Después de desnudarlos y violarlos, los atormentaba. Les metía gruesos dildos por el ano y se los dejaba dentro todo el tiempo.

La policía consideraba a los chicos fugitivos, a pesar de las protestas de los padres que insistían en que sus hijos no se escaparían de casa. Con el tiempo, Corll conoció a otros dos pederastas: David Owen Brooks y Elmer Wayne Henley. Ellos se dedicaban además a asaltar y secuestrar personas. Corll comenzó a pagarles para que le llevaran niños. Así lo hicieron. Durante su relación, estos hombres le vendieron a Corll a veintisiete niños, mismo que terminaron en el cuarto de torturas. Cada uno costaba $200.00 dólares.

El trío del mal: David Owen Brooks (izquierda), Dean Corll (centro) y Elmer Wayne Henley (derecha)


Otras víctimas de Dean Corll fueron Danny Yates, de catorce años, y su amigo James Glass de la misma edad. Los secuestraron el 15 de diciembre de 1970. David Owen Brooks los llevó al departamento de Corll en la calle Columbia, mientras este asistía a una manifestación religiosa. Ambos eran conocidos de Corll. A su regreso, pagó $400.00 dólares y se dedicó a violar y torturar a los chicos antes de estrangularlos.

Luego, el 30 de enero de 1971, le tocó el turno a Donald Waldrop, de quince años, y a su hermano Jerry, de trece. Iban rumbo al boliche. Según declararía Brooks tiempo después, el padre de Donald, que era constructor, trabajaba en la casa que había junto a la de Corll, en el momento en que sus hijos eran violados, torturados y asesinados. Ese tipo de detalles macabros excitaban a Corll.

El 9 de marzo mató a Randall Lee Harvey, de quince años, mientras se dirigía a su casa. Su cadáver fue enterrado por Corll en un descampado. La policía lo hallaría treinta y siete años después, en 2008. El 29 de mayo, Corll secuestró a David Hilligeist, de trece años, quien iba a nadar en una piscina pública. El 17 de agosto, “Candy Man” atrapó a Rubén Watson, de diecisiete años, mientras iba rumbo al cine.

El 24 de marzo de 1972 mató a Frank Aguirre, de dieciocho años. Frank Aguirre tenía una novia: Rhonda Williams, una chica de quince años que le gustaba muchísimo a Elmer Wayne Henley, uno de los dos secuestradores a quienes Corll les compraba víctimas. Corll no lo sabía, pero esa chica sería su perdición. Aguirre fue enterrado en la playa de Isla Alta.


Desde ese momento, Corll y sus cómplices casi siempre enterrarían los cadáveres en la arena de la playa o en un granero junto a la casa de Corll. Pero antes de hacerlo, Corll desarrollaba un extraño ritual: echaba cal sobre los cuerpos, luego envolvía los cadáveres en plástico transparente y ataba los extremos, dejando un pedazo de fuera en cada uno: estaba imitando la envoltura de un caramelo. Los ex empleados de la dulcería recordarían que Corll compraba rollos de plástico transparente, el mismo utilizado para envolver a sus víctimas antes de enterrarlas.

El 21 de mayo de 1972 desaparecieron Johnny DeLôme, de dieciséis años, y Billy Baulch, de diecisiete, mientras se dirigían a la tienda. Tras torturarlos y violarlos, Corll estranguló a Billy y le disparó en la cabeza a Johnny. Como no murió, Henley lo estranguló. El 2 de octubre de 1972, Wally Jay Simoneaux, de catorce años, y su amigo Richard Hembree, de trece, desaparecieron mientras caminaban por una acera. Fueron vistos por última vez subiendo a una furgoneta blanca aparcada frente a una tienda de comestibles. El 22 de diciembre de 1972, un amigo de Henley y Brooks, Mark Scott, de dieciocho años, fue vendido a Corll.

El 4 de junio de 1973 entregaron a Billy Ray Lawrence, de quince años. Corll lo mantuvo vivo durante cuatro días, violándolo y torturándolo reiteradamente. Lo castró utilizando un cuchillo de cocina. Luego lo asfixió antes de envolverlo como a un caramelo. Lo enterró a la orilla del lago de Sam Rayburn. El 15 de junio mató a Ray Blackburn, un joven de veinte años originario de Louisiana. Estaba casado y tenía un hijo. El 19 de julio, Corll asesinó a Tony Baulch, de quince años; un año antes, había matado a Billy, su hermano mayor. El 25 de julio ejecutó a dos más: Marty Jones, de dieciocho años, y Charles Tizon, de diecisiete. El 3 de agosto, Corll mataría a su última víctima: James Dreymala, de trece años de edad. Fue atraído al departamento con el pretexto de recoger botellas vacías de Coca Cola para venderlas.

“Candy Man” ya era responsable de los asesinatos de casi cuarenta niños y jóvenes de Houston. Los vecinos hablaban de Corll como de un hombre ejemplar. Su opinión inicial había cambiado y ahora les encantaba que les obsequiara dulces a sus hijos. Los niños lo seguían y él siempre los trataba bien cuando estaban en su tienda. Nadie se imaginaba lo que ocurría en el aislado cuarto de torturas, ni que muchos de los chicos que desaparecían terminaban allí.

Aproximadamente a las 03:00 horas del 8 de agosto 1973, Henley llegó a la casa de Corll acompañado por un niño de trece años llamado Tim Kerley, quien iba a ser la próxima víctima. Con ellos estaba Rhonda Williams, la chica de quince años que había sido novia de Frank Aguirre y que ahora era novia de Henley. Brooks no estaba presente en ese momento. Dean Corll se puso furioso de que Henley hubiera llevado a una niña: él quería chicos. Henley le explicó que Rhonda era su amante, no una víctima. Finalmente se calmaron, Corll llevó al niño al cuarto de torturas y lo dejó allí amarrado. Luego los tres se pusieron a beber. Henley y Rhonda se emborracharon y se quedaron dormidos.

Cuando despertaron, estaban amarrados. Corll estaba frente a ellos, con una pistola calibre .22 en la mano. “Los voy a matar”, dijo, apuntándoles. Henley trató de razonar con él. Le dijo que, si lo mataba, no volvería a tener chicos para sus juegos. Tras un rato, Corll cedió. Desató a Rhonda y luego a Henley. Corll también estaba borracho y comenzó a insistir en que mientras él violaba y mataba al niño, Henley hiciera lo mismo con Rhonda Williams. Henley se negó, y pronto se desató una pelea entre él y Corll.

“Candy Man” estaba muy violento y cuando la situación se hizo incontrolable, Henley tomó el arma y le disparó a Corll seis veces en la cabeza, espalda y hombro. Dean Corll estaba muerto. Rhonda insistió en que Henley liberara al niño, lo cual hizo. Después llamaron a la policía.

Se criticó duramente al Departamento de Policía de Houston, que había clasificado a los niños desaparecidos como fugitivos, y no como víctimas de secuestro. El caso de Corll era el peor en muchos años y los cadáveres no dejaban de aparecer.

cadaveres

Corll no solo era el Candy Man por engañar a sus jóvenes víctimas con caramelos y dulces: también lo era por enterrar a sus cadáveres de forma particular (abajo): cubriéndolos con cal, apretándolos, envolviéndolos en rollos de plástico que ataba en ambos extremos para que el cadáver pareciese un macabro caramelo gigante…




Los periódicos tomaron de inmediato el nombre que los niños le habían puesto: “Candy Man”. Esa contradicción entre un hombre afable repartiendo golosinas y un asesino brutal y torturador encontró su lugar en el imaginario popular. Desde entonces, se lanzó una campaña permanente para advertirles a los niños que nunca aceptaran dulces de extraños.