Asesino en serie estadounidense cuyo perfil psicológico es
prototípico del hombre carente de todo aquello que hace tolerable llevar una
existencia normal. Su actitud negativa le impidió tener amigos, relaciones,
trabajos, intereses, ocupaciones, dinero, esperanzas o simplemente un lugar
dónde vivir. Nunca llegó a socializarse y su cavernoso interior emocional se
fue degradando mientras llenaba ese enorme vacío de fantasmas.
Nació el 21
de mayo de 1960 en el hogar de un matrimonio problemático compuesto por un
conocido investigador químico y una neurótica emotiva y autocompasiva. Era un
niño tímido y solitario que temía el abandono y daba la impresión de estar
desamparado.
Pronto se
interesó por la anatomía animal. En el sótano de su casa guardaba un montón de
huesos de conejos, pollos y otros animales, sintiendo gran curiosidad por
verlos dentro de los animales vivos que manipulaba. Su familia cambió de
vivienda seis veces antes de establecerse en 1968 en Ohio. La mayor parte de su
infancia la pasó escondido en un cobertizo de madera en una colina cazando
insectos en frascos y conservándolos en formol. Luego pasó a las ardillas,
mapaches y otras piezas más grandes, transportando los cuerpos hasta el bosque,
donde los dejaba pudrirse. Luego sumergía los restos en lejía para limpiar y
blanquear sus huesos.
Su madre, tras una temporada en el hospital, tubo que guardar cama por el resto
de sus días por haber ingerido enormes cantidades de tranquilizantes y otras
drogas, hecho que ensimismaría a Dahmer en un aislamiento inquebrantable. Al año
siguiente, su padre abandonó el hogar, y al poco tiempo, En junio de 1978, cuando tenía 18 años, encontró a Steven Hicks haciendo autoestop, y lo llevó a su casa. Dahmer tenía la fantasía de recoger autoestopistas y acostarse con ellos. Una vez en su casa, se dio cuenta de que Hicks le interesaba, y cuando éste quiso irse, Dahmer no pudo soportarlo y lo golpeó en la cabeza para luego estrangularlo con una pesa. Luego lo desmembró y lo puso en bolsas de plástico, y las metió en su coche con intención de tirarlas por un barranco. A medio camino la policía lo detuvo por conducir demasiado a la izquierda. Le preguntaron por las bolsas que llevaba en el asiento trasero y Dahmer contestó que era basura. Le creyeron, y como pasó el test de alcoholemia, le pusieron una multa por conducir fuera de su carril y le dejaron ir. Volvió a su casa con los restos del cadáver y los llevó al sótano exceptuando la cabeza con la cuál subió al baño del segundo piso donde la lavó y la apoyó en el suelo para masturbarse. Posteriormente la volvió a llevar con el resto del cuerpo y guardó las partes del cadáver en una tubería de la casa. Después de abandonar la universidad y volver del ejército desenterró los restos, destruyó los huesos y los esparció en la maleza.
en diciembre de 1978 su padre lo obliga a alistarse en el ejército, pero
sus continuas borracheras no cesan. Al licenciarse va a vivir con su abuela, en
donde muestra una posible reinserción, pues comienza a ir a la iglesia, a leer la Biblia e incluso reduce su
dosis de alcohol y encuentra trabajo en una fábrica... Pero poco le duró esa vena. Al poco tiempo comenzó de nuevo a
masturbarse insistentemente e incluso robó un maniquí de una tienda, que le
hacía las veces de compañero sexual. También empezó a frecuentar las saunas de
Milwaukee, en donde se daban cita algunos homosexuales para tener relaciones
anónimas e impersonales, pero le resultaba difícil conseguir la erección
mientras sus parejas estaban despiertas, por lo que optó por drogarlos con
somníferos antes de mantener una relación sexual. Después de esto, ninguno de
sus amantes cuando volvían en sí querían volver a saber más de él, por lo que
creyó más oportuno buscar un cadáver para satisfacer sus instintos sexuales.
En
septiembre de 1986 es arrestado por exhibicionismo indecente y desembocó a su
primer análisis psicológico, siendo diagnosticada una personalidad peligrosa. Un año
después mataba por segunda vez. Esta vez se trataba de un joven negro al que
ofreció una bebida dopada. Dahmer se despertó al día siguiente encima de un
cuerpo ensangrentado, pero afirma no recordar nada de lo que pasó aquella
noche. Lo que sí revive es cómo tras levantarse mete el cadáver en el armario y
sale a comprar una gran maleta para trasladar el cuerpo a casa de su abuela.
Allí cuenta que lo guardó en el sótano y lo desmembró, envolviendo la cabeza en
una manta y guardándola en una estantería para hervir más tarde el cráneo y
blanquearlo.
Después de
eso, Dahmer comienza a matar siempre que tenía ocasión. Seguía el mismo modus
operandi: primero el flirteo ofreciendo dinero a cambio de sexo, luego les
ofrecía bebida con somnífero y finalmente los estrangulaba. Después de matar a
su víctima se quedaba abrazando el cadáver, pensando en cómo conservar las
cabezas y formar una especie de altar en la habitación adornado con los huesos.
Casa de la abuela de Dahmer donde cometió su primer asesinato |
Dahmer
seguía la predecible pauta de los asesinos en serie. Empezó matando
cautelosamente asustado por sus crímenes. Luego el ritmo aumenta y se convirtió
en una máquina de matar más efectiva. Está más que demostrado que estos
asesinos con el tiempo se vuelven arrogantes y despreocupados convencidos de que
no pueden ser apresados por ningún ser mortal, creyendo tener máximo poder y
autoridad sobre los demás.
Dahmer
mostraba muchas características de asesino organizado: acechaba a sus víctimas,
les engañaba para llevárselos a su apartamento con la promesa de dinero y
favores y después de la muerte ocultaba las pruebas de los crímenes, pero
también daba muestras de ser un criminal desorganizado: realizaba actos
sexuales con sus víctimas después de la muerte, consumía su carne y sangre, las
mutilaba y conservaba algunas partes como recuerdos. Esta mezcla de delincuente
organizado y desorganizado es lo que se denomina un asesino ´mixto´.
El 30 de
enero de 1989 fue declarado culpable de atentado contra el pudor en segundo
grado, por seducir a un menor de 13 años con propósitos indecentes, y antes de
comenzar a cumplir la condena de un año de cárcel, mató otro joven, guardó el
cuerpo en el cuarto de baño y para su mayor satisfacción sexual lo mutiló y le
pintó el cráneo con aerosol.
En marzo de
1990 se trasladó a vivir a un deteriorado piso, en dónde adquirió una larga
mesa y dos grifos de plástico para extender los cuerpos de sus víctimas. Allí
tomaba fotos de sus amantes con una cámara Polaroid una vez muertos. Luego,
congelaba los órganos, comía parte de la carne y hervía el resto en una enorme
olla antes de echarlos en un gran contenedor de basura preparado con ácido.
Normalmente,
el caníbal rajaba los cuerpos desde el cuello hasta la ingle frotando las
vísceras para procurarse un mayor placer sexual, pero llegó un momento en que
este placer no era suficiente y con sus víctimas pensó en crear ´zombis´ o
muertos en vida que pudiera conservar sin que se deteriorasen, agujereando los
cráneos e inyectándoles un líquido.
En su casa se encontraron las paredes llenas de sangre, cuerpos mutilados, siete cráneos y demás huesos. Días después vecinos de Dahmer dispararon a las puertas de su casa ante el horror que causaron sus crímenes.
Según Park Dietz, psiquiatra forense que actuó como consultor en el estudio sobre asesinos en serie del FBI, Dahmer encaja perfectamente en la subcategoría que se denomina “marginal”: una persona propensa a la furia asesina si cree que está siendo abandonada, con una perversión capaz de realizar actos sexuales con la víctima una vez muerta. El desorden de esta personalidad marginal está marcada por el miedo al abandono y la incapacidad de tolerar el aislamiento o el aburrimiento. Una teoría habitual es que puede relacionarse con abusos en la infancia. La gente que teme el abandono puede sentirse ultrajada cuando alguien que desea que se quede va a marcharse. En este sentido, el asesino en serie normal llega a serlo por su carácter antisocial o por tener fallos de carácter y también a través de desviaciones sexuales, normalmente sádicas y necrofílicas.
Dahmer se mostró tan sincero y cooperador como muchos otros asesinos en serie, sin embargo ni él mismo podía entender cómo había sido capaz de cometer todas aquellas atrocidades. Todos los presentes pudieron darse cuenta de hasta qué punto sus compulsiones y fantasías se habían apoderado de su mente, empujándole a seguir asesinato tras asesinato.
El Carnicero de Milwaukee fue sentenciado a un mínimo de 900 años, pero murió en la cárcel en 1994 asesinado a golpes por un recluso. Tras la noticia, los padres de Dahmer se pelearon por la posesión de su cerebro llegando incluso a enfrentarse ante los tribunales. La madre deseaba vendérselo a un hospital de investigación mental, mientras que el padre sólo deseaba enterrarlo lejos de todo el mundo y de su memoria.
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SLAYER 213
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