Literatura

miércoles, 6 de febrero de 2013

Aokigahara, la meca de los suicidas en Japon


ADVERTENCIA: IMÁGENES MUY FUERTES



“Tu vida es valiosa y te ha sido otorgada por tus padres. Por favor, piensa en ellos, en tus hermanos e hijos. Por favor, busca ayuda y no atravieses este lugar solo”

Aokigahara, conocido como “Mar de Árboles”. Es un bosque de 35 km2 ubicado al noroeste de la base del Monte Fuji. El bosque tiene una asociación histórica con demonios de la mitología japonesa, habiendo poemas de 1000 años indicando que el bosque está maldito. Es el lugar en el que más gente se ha suicidado en Japón y el segundo en el mundo, después del puente Golden Gate ubicado en San Francisco, Estados Unidos.





En el Japón feudal del siglo XIX, cuando las hambrunas y las epidemias azotaban a la población, las familias más pobres abandonaban a su suerte a los niños y a los ancianos que no podían alimentar. Por este motivo, surgieron historias que afirmaban que el bosque estaba encantado por los fantasmas de los que allí murieron. Su fama como lugar de suicidio quizá se deba a que en 1960 se publicó la novela Nami no Tou de Seicho Matsumoto, en la que al final de la obra dos amantes se suicidan en el bosque. Además, en 1993 se publicó El completo manual del suicidio de Wataru Tsurumi, una guía para suicidarse donde recomienda este bosque como un lugar idóneo para quitarse la vida




En los alrededores del bosque hay una serie de rutas no oficiales que los voluntarios locales utilizan para adentrarse al bosque en la búsqueda anual de cadáveres o personas desaparecidas. El gobierno local declara que desde la década de 1950 se han hallado alrededor de 500 cadáveres, siendo la causa principal la del suicidio de personas, muchos de los cuales oscilan entre los 30 años de edad. La cantidad de suicidas ha aumentando desde 1988, habiendo cerca de 100 muertes por año.




Este cartel, cuya traducción dice: “Tu vida es valiosa y te ha sido otorgada por tus padres. Por favor, piensa en ellos, en tus hermanos e hijos. Por favor, busca ayuda y no atravieses este lugar solo”. Ha sido colocado con el fin de intentar persuadir de su intención a todos aquellos que se adentran en él. La gran mayoría, se han suicidado ahorcándose en las ramas de los árboles, si bien también están los que lo hacen con la ingesta de medicamentos. Quizas estan quienes lo hayan hecho con el conocido suicidio honorable, atravesándose con una katana.




 Cada año, el gobierno realiza batidas para recuperar los cuerpos, si bien como podemos intuir, la extensión de dicho bosque es lo demasiado importante como para que muchos cuerpos no puedan ser encontrados.























La tasa de suicidio del Japón, de por sí una de las más altas del mundo, ha aumentado con la reciente crisis económica. En el año 2008 se registraron un total de 2645 suicidios, lo que representa un aumento de un 15% con relación al año 2007 donde se registraron un total de 2305 suicidios.

Yoshida y su compañero de labor, Norio Sawagushi, pusieron letreros en el bosque de Aokigahara urgiendo a los visitantes con tendencias suicidas a llamar a su organización, un servicio que presta consejería de crédito. Ambos hombres dicen que la sociedad japonesa muy a menudo le da la espalda a aquellos que están desempleados y se encuentran en bancarrota, y produce una cultura en donde los suicidios todavía son considerados como una opción honorable.





Las autoridades locales dicen que como última instancia han instalado cámaras de seguridad a la entrada del bosque, para detener a las personas de cometer suicidio

La cercanía a la gran ciudad de Tokio también es una de las causas por las que muchos suicidas acudan hasta este lugar, quizás en busca de un lugar tranquilo donde llevar a cabo su último deseo. Otro motivo importante por el que los suicidas se quitan aquí la vida es el económico, y no es broma. En Japón, los familiares de los suicidas tienen que correr con los gastos económicos que pueda provocar el suicida, sean del tipo que sean, por ejemplo si alguien decide arrojarse a las vías del tren, la familia tendrá que acarrear con el coste de los retrasos en el trayecto a todos los pasajeros del mismo e indemnizar a la compañía ferroviaria por todos los inconvenientes que pueda causar.

En el bosque suicidarse es gratis y no conlleva ningún gasto.


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