Dentro de las penitenciarias por las cuales pasó, llegó a matar alrededor de 47 presidiarios, pero, aún no responde por todos los crímenes. Entre sus víctimas está su propio padre que lo destazo a machetazos.
Pedrinho comenzó su carrera homicida a los 14 años, la víctima fue el vice-presidente de Alfenas, que había acusado a su padre de robo; luego mató a quien se cree fue el verdadero ladrón.
Después se dedicó a robar y asesinar traficantes, luego a vender droga y a eliminar a la competencia y así sucesivamente hasta convertirse en uno de los criminales más temidos de su país.
Pedrinho fue acusado por Minerva Regordete, su vecina, al haber cometido el homicidio de 34 personas de las cuales 12 fueron envenenadas, 15 fueron descurtizadas y el resto fueron incineradas.
Pedro secuestró a la mitad de sus víctimas, que todas eran mujeres mayores de 50 años, estaban solas, sin familia, Pedro las enamoraba a todas y a todas las mató. Minerva Regordete vio en el patio de su vecino 5 cadáveres cubiertos por una capa y en una bodega vio sangre y armas. Tres meses después vio a 7 mujeres carbonizadas y fue cuando hizo la denuncia.
Los cadáveres los exhumaron y encontraron en la casa de Pedrinho armas y cosas con las que estaban sus huellas digitales. Fue comprobado: él asesinó a las 34 mujeres, incluída su madre descuartizada.
Lo arrestaron en 1973 y en 2003 concluía su sentencia, sin embargo, debido a que incluso encerrado su número de asesinatos no se detuvo (terminó con la vida de más de 80 policías, quien murieron carbonizados, decapitados y fusilados), se le añadió una sentencia en la que se le condenó la mayor condena de América Latina de 890 años de cárcel.
Los motivos de sus asesinatos eran múltiples y bastante simples y, para ahorrarse explicaciones, se tatuó en uno de sus brazos la leyenda “Mato por Placer” que resume su trabajo. En la cárcel siguió matando gente, 15 en total, a lo que la condena máxima de América le aumentó a una pena mayor de la que se esperaba: 945 años en prisión.
Pedro no respetaba a nadie incluso decapitó a uno de “sus amigos” y compañero de celda en una prisión de Araraquara tras enterarse que este último había asesinado a su propia hermana, a lo cual el homicida dijo:
“Él era mi amigo pero simplemente lo tenía que matar estoy justificado”
Para el 24 de Abril de 2007 Rodríguez Filho estaba nuevamente en las calles debido a que la justicia brasileña no permite que una persona pase más de 30 años en la cárcel y el homicida llevaba ya 34 años preso.
Se tatuó en uno de sus brazos la leyenda “Mato por Placer” |
Dos años más tarde, cuando tenía 52 años, decidieron dejar su condena en cadena perpetua, podrá recibir su libertad condicional (si sobrevive) en el año 2254
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