lunes, 30 de abril de 2012
Javed Iqbal "El carnicero de Pakistan"
Javed Iqbal "El carnicero de Pakistan", "El Monstruo de Lahore": El peor asesino en serie en la historia de Pakistán, su Modus Operandi es Abusaba sexualmente de sus victimas, los estrangulaba y los descuartizaba, fue juzgado según la Ley del Talión.
Javed Iqbal nació en 1956 en Lahore (Pakistán), y era el cuarto de los seis hijos de un prominente empresario. Cursó estudios en los mejores colegios de pago de Pakistán, y cuando los acabó, su padre le compró una gran casa en el campo. Allí estableció una fundición de acero y vivía rodeado de sus empleados, chicos jóvenes a los que daba alojamiento a parte de la paga. Era todo un referente para sus vecinos y amigos por su caridad, pues normalmente sus empleados eran huérfanos, o niños de la calle.
Javed Iqbal fue detenido en diciembre de 1998 después de que en un acto de exhibicionismo enviase una carta a la Policía en la cual confesaba haber estrangulado a un centenar de jóvenes. Además de mofarse de la incapacidad de las autoridades de atraparlo y ponerlo entre rejas, en ella explicaba cómo había cortado en pedazos los cuerpos de sus víctimas, de las que abusaba sexualmente antes de asesinarlas, y luego depositaba los restos en una tinaja con ácido para hacer desaparecer los cadáveres.
Esta carta desencadenó una auténtica caza al asesino, que se prolongó durante un mes y concluyó con la captura de un ingeniero químico de 42 años llamado Javed Iqbal, que se convirtió así en el criminal más buscado en los 53 años de historia independiente de Pakistán, donde son muy raros los casos de asesinatos en serie.
El 30 de diciembre, en otro acto de exhibicionismo típico de este tipo de criminales, Iqbal se había presentado en las oficinas de "The News", un periódico de la ciudad paquistaní de Lahore. En la redacción de dicho periódico declaró que no sentía remordimientos por haber matado a 100 niños, pero que podría haber matado a 500 y que si sólo asesinó a 100 fue porque no quiso ir "más allá".
Las primeras investigaciones policiales acerca de este caso de desaparición de menores condujeron pronto a la casa que el ingeniero compartía con sus cómplices. Allí se encontraron unas fotografías de 100 niños muertos y las ropas que muchos de ellos llevaban cuando desaparecieron. Asimismo se hallaron los restos de dos cadáveres en una tinaja azul.
Como quiera que sea la sentencia jamás llegó a cumplirse. La mañana de 8 de octubre de 2001, apenas cuatro días antes de que la Sha’aria rindiera su veredicto final, las autoridades de la prisión de Kot Lakhpat hicieron pública la muerte de Javed Iqbal y su cómplice Sajid Ahmad, ambos fueron encontrados en sus celdas ahorcados, al parecer, con sus sábanas.
Las autopsias revelaron que ambos habían sido golpeados y algunas declaraciones de guardias y custodios no parecían ser del todo verdad, pero a fin de cuentas las autoridades dictaminaron "suicidio".
“Estos cuerpos no han sido eliminados con el propósito de que la policía los encuentre”.
domingo, 29 de abril de 2012
Genene Jones, "Baby killer"
Genene Jones, "Baby killer" se sentía como una heroína cuando salvaba a los pobres bebés moribundos… con la salvedad de que ella misma les provocaba esa situación de muerte inminente y en pocas ocasiones lograba revertirla.
Mataba con inyecciones de productos letales, sobre todo digoxina, un medicamento para el corazón que alteraba el ritmo cardíaco de los niños o paraba el corazón.
En 1977 se convirtió en enfermera voluntaria y empezó a trabajar en el Bexar County Medical Center Hospital. El mismo año en el que Genene empezó a trabajar en este hospital, los responsables del centro notaron un alarmante aumento del número de muertes entre los niños. Los asesinatos parecían vinculados a Jones. A finales de 1981, como las muertes de niños no disminuína, los responsables del centro empezaron una serie de investigaciones. En ese momento descubrieron que la mayoría de las víctimas habían recibido inyecciones letales de digoxina.
Genene hacía enfermar a sus víctimas con el propósito no de matarlas, sino de convertirse en una heroína al salvarlas, lo que no siempre conseguía. Se le atribuyen once víctimas, pero se sospecha que durante el periodo que ejerció de enfermera en el Bexar Conty Hospital pudo estar involucrada en las muertes de 46 bebés y niños
Azathoth (relato) H.P.Lovecraft
Excelente relato corto de H.P. Lovecraft, y tal vez, el que más está ligado a quienes debemos habitar en lo profundo de las sombrías ciudades modernas.
Azathoth.
Cuando la vejez se derramó sobre el mundo, y la maravilla abandonó lasmentes de los hombres; cuando ciudades grises elevaron altas torres,
sombrías y lúgubres, bajo cuyos mantos nadie puede soñar con el sol, o
los campos florecientes de la primavera; cuando el conocimiento despojó
a la tierra de su alfombra de belleza, y los poetas no cantaron sino
fantasmas distorsionados, vistos con ojos legañosos; cuando estas cosas
hubieron pasado, y los anhelos infantiles se esfumaron para siempre,
hubo un hombre que empleó su vida en la búsqueda de los espacios hacia
los que habían huido los sueños del mundo..
Poco hay registrado sobre el nombre y procedencia de este hombre, ya
que eso correspondía exclusivamente al Mundo Despierto, aunque se cree
que ambos eran oscuros. Baste saber que vivía en una ciudad de altos
muros, donde reinaba un estéril crepúsculo; y que se debatía diariamente
entre sombras y alborotos, volviendo al hogar durante el atardecer, a una
habitación cuya ventana no se abría sobre hierbas y árboles, sino a un
brumoso patio, sobre el que muchas otras ventanas se abrían en penosa
desesperación.
Desde aquella ventana sólo se divisaban muros y ventanas, salvo que uno
se inclinara para atisbar hacia las alturas, hacia las tímidas estrellas que
allí habitaban. Y ya que tanto los desnudos muros como las ventanas
conducen pronto a la locura (al hombre que lee y sueña demasiado), el
inquilino de esta habitación solía asomarse noche tras noche, observando
las alturas para vislumbrar alguna diminuta parte de las cosas que
estaban más allá del Mundo Despierto.
Con el correr de los años, fue conociendo a los astros de curso lento por su
nombre, y a seguirlos con la fantasía cuando, con pesar, se deslizaban
fuera de su vista; hasta que al fin, sus ojos se abrieron a esa infinidad de
secretos paisajes, cuya existencia, la mirada vulgar jamás repara.
Cierta noche, los cielos cubiertos de sueños se abalanzaron hacia la
ventana del Solitario observador, para fundirse con la atmósfera viciada
de su alcoba, y hacerle partícipe de sus ominosas maravillas.
Sobre la habitación arribaron ignotas corrientes de crepúsculos violetas,
resplandeciendo con nubes de oro; huracanes de oro y fuego
arremolinándose desde los más profundos espacios, inundados con
perfumes de Más Allá de los universos. Mares opiáceos se derramaron
allí, alumbrados por soles que los ojos jamás han contemplado, cobijando
entre sus revoluciones extraños peces y ninfas marinas de olvidados
abismos.
La silenciosa eternidad giraba en torno al soñador, arrebatándolo sin
tocar siquiera el cuerpo que se asomaba con rigidez a la solitaria ventana;
y durante días no registrados por los calendarios del hombre, las mareas
de las lejanas esferas lo transportaron a reunirse con los Sueños por los
que tanto había suspirado, los Sueños que el hombre había perdido. Y en
el transcurso de multitud de ciclos, tiernamente, lo depositaron
durmiendo sobre una verde playa al amanecer; una ribera verde,
exuberante, exhalando dulces fragancias por los capullos de lotos y
sembrado de rojos camalotes...
Azathoth aparece en los siguientes relatos de H.P. Lovecraft:
· Azathoth.
· The dream quest.
· The whisperer in darkness.
· The dreams in the witch house.
· The thing in the doorstep.
· The haunter of the dark.
The Giaour, Lord Byron (1788-1824)
Combat of the Giaour and the Hassan, 1826 de Eugène Delacroix |
El Giaour (The Giaour) es
un poema de vampiros del escritor
inglés Lord Byron, publicado en
1813, y el primero de la serie de romances orientales. Pero no es este el
detalle que nos interesa, sino aquel que lo ubica como uno de los primeros poemas de vampiros de la literatura inglesa.
La historia detrás del poema es demasiado interesante como para no mencionarla.
Durante uno de sus viajes (que los jóvenes europeos de la época llamaban Grand tour) Byron conoce una ley turca, por la cual se ejecuta a las mujeres infieles arrojándolas al mar envueltas en un saco. La palabra Giaour proviene del turco Gâvur, que significa infiel, y que a su vez desciende de la voz árabe Kafir, ingrato. Esto demuestra que el refinamiento lingüístico no aumenta, sino que decrece a medida que las lenguas evolucionan. Pero volvamos al poema.
Después de que el Giaour lucha contra Hassan, el narrador otomano predice que por este crimen será condenado a convertirse en vampiro. Extrañamente, Lord Byron utiliza la palabra Vampire en el poema, despreciando otros términos orientales. La sentencia es simple pero atroz: transformarse en vampiro y alimentarse de la sangre de todos sus seres queridos.
La relación de Lord Byron con los vampiros no concluye allí. Polidori basó su obra El vampiro en un texto incompleto de Byron, y su protagonista, Lord Ruthven, está inspirado en el Lord Byron real.
El Giaour.
Pero antes, sobre la tierra, como vampiro enviado,
tu cadáver del sepulcro será exiliado;
entonces, lívido, vagarás por el que fuera tu hogar,
y la sangre de los tuyos has de arrancar;
allí, de tu hija, hermana y esposa,
a media noche, la fuente de la vida secarás;
Aunque abomines aquel banquete, debes, forzosamente,
nutrir tu lívido cadáver andante,
tus víctimas, antes de expirar,
en el demonio a su señor verán;
maldiciéndote, maldiciéndose,
tus flores marchitándose están en el tallo.
Pero una que por tu crimen debe caer,
la más joven, entre todas, la más amada,
llamándote padre, te bendecirá:
¡esta palabra envolverá en llamas tu corazón!
Pero debes concluir tu obra y observar
en sus mejillas el último color;
de sus ojos el destello final,
y su vidriosa mirada debes ver
helarse sobre el azul sin vida;
con impías manos desharás luego
las trenzas de su dorado cabello,
que fueron bucles por ti acariciados
y con promesas de tierno amor despeinados;
¡pero ahora tú lo arrebatas,
monumento a tu agonía!
Con tu propia y mejor sangre chorrearán
tus rechinantes dientes y macilentos labios;
luego, a tu lóbrega tumba caminarás;
ve, y con demonios y espíritus delira,
hasta que de horror estremecidos, huyan
de un espectro más abominable que ellos.
La historia detrás del poema es demasiado interesante como para no mencionarla.
Durante uno de sus viajes (que los jóvenes europeos de la época llamaban Grand tour) Byron conoce una ley turca, por la cual se ejecuta a las mujeres infieles arrojándolas al mar envueltas en un saco. La palabra Giaour proviene del turco Gâvur, que significa infiel, y que a su vez desciende de la voz árabe Kafir, ingrato. Esto demuestra que el refinamiento lingüístico no aumenta, sino que decrece a medida que las lenguas evolucionan. Pero volvamos al poema.
Después de que el Giaour lucha contra Hassan, el narrador otomano predice que por este crimen será condenado a convertirse en vampiro. Extrañamente, Lord Byron utiliza la palabra Vampire en el poema, despreciando otros términos orientales. La sentencia es simple pero atroz: transformarse en vampiro y alimentarse de la sangre de todos sus seres queridos.
La relación de Lord Byron con los vampiros no concluye allí. Polidori basó su obra El vampiro en un texto incompleto de Byron, y su protagonista, Lord Ruthven, está inspirado en el Lord Byron real.
El Giaour.
Pero antes, sobre la tierra, como vampiro enviado,
tu cadáver del sepulcro será exiliado;
entonces, lívido, vagarás por el que fuera tu hogar,
y la sangre de los tuyos has de arrancar;
allí, de tu hija, hermana y esposa,
a media noche, la fuente de la vida secarás;
Aunque abomines aquel banquete, debes, forzosamente,
nutrir tu lívido cadáver andante,
tus víctimas, antes de expirar,
en el demonio a su señor verán;
maldiciéndote, maldiciéndose,
tus flores marchitándose están en el tallo.
Pero una que por tu crimen debe caer,
la más joven, entre todas, la más amada,
llamándote padre, te bendecirá:
¡esta palabra envolverá en llamas tu corazón!
Pero debes concluir tu obra y observar
en sus mejillas el último color;
de sus ojos el destello final,
y su vidriosa mirada debes ver
helarse sobre el azul sin vida;
con impías manos desharás luego
las trenzas de su dorado cabello,
que fueron bucles por ti acariciados
y con promesas de tierno amor despeinados;
¡pero ahora tú lo arrebatas,
monumento a tu agonía!
Con tu propia y mejor sangre chorrearán
tus rechinantes dientes y macilentos labios;
luego, a tu lóbrega tumba caminarás;
ve, y con demonios y espíritus delira,
hasta que de horror estremecidos, huyan
de un espectro más abominable que ellos.
Lord Byron (1788-1824)
Jane Toppan y sus pócimas especiales
Jane Toppan fue una angel de la muerte: se llamaba Honora Kelley nació en el año 1857 en Boston, y era hija de unos inmigrantes irlandeses. Aunque no fue adoptada formalmente por el matrimonio Toppan, Honora cambió su apellido por el de ellos, así como su nombre de pila pasándose a llamar Jane Toppan de ahí en adelante. Creció resentida con su madre adoptiva, quien era abusiva con ella y odiaba a su hermanastra Elizabeth, la consentida de la familia. A pesar de esto, llevó una vida más o menos normal hasta que, siendo una mujer joven, fue abandonada por su prometido, lo que le produjo una crisis nerviosa tras la cual trató infructuosamente de cometer suicidio.
En 1885 entró a la escuela de enfermería donde solía obtener excelentes notas, aunque algunos se sorprendieron por su excesivo interés en las autopsias. Mientras estudiaba pasaba mucho tiempo con los enfermos, y allí descubrió el poder de muchos fármacos opiáceos. Jane comenzó entonces a experimentar con los pacientes, especialmente con medicamentos como la morfina y la atropina, variándoles las dosis recomendadas por los facultativos para observar los efectos en su sistema nervioso. En casos de altas sobredosis llegaría a meterse en la cama con los pacientes y abrazarlos en el momento de su muerte.
demasiados pacientes morían bajo sus cuidados cuando les administraba sus “pócimas especiales”. A lo largo de dos décadas Jane acumuló un número incontable de víctimas que sucumbieron a sus mortíferos cocteles de morfina. Se dice que fueron 31 muertes, pero en realidad el número pudo haber sido mucho mayor. Jane no solamente mataba pacientes. En 1895 mató a sus caseros y en 1899 a su hermanastra Elizabeth, a quien le administró una dosis letal de estricnina la cual, como se sabe, produce una muerte espantosa, con terribles dolores y convulsiones.
A principios del año 1901 se fue a vivir a la casa de Alden Davis en Cataumet para atenderlo debido a su pésimo estado de salud, agravado por una depresión tras la muerte de su mujer. Lo que Alden no sabía era que la propia Jane había envenenado a su esposa. En cuestión de semanas, Jane envenenó a Alden y a dos de sus hijas. Como el viejo Alden había fallecido “en trágicas circunstancias”, a Jane se le acabó el trabajo, con lo que decidió regresar a Boston. Allí encontraría al viudo de Elizabeth, su antigua compañera de orfanato, y decidió conseguirlo para ella. Para este fin envenenó y mató a la hermana del hombre, y posteriormente lo envenenó a el con idea de curarlo para demostrarle que era una enfermera capacitada. Llegó incluso a envenenarse a sí misma para provocar las simpatías del hombre, pero esta treta no le funcionó y fue expulsada de aquella casa.
Jane Toppan fue arrestada el 29 de Octubre de 1901. Estando bajo custodia, Jane confesó haber cometido 31 asesinatos aunque se piensa que un número más realista sería entre 70 y 100. En el juicio, llevado a cabo en 1902, los médicos declararon que Jane Toppan había nacido con una “débil condición mental”. Estando en la corte, Jane dijo: “Esa es mi ambición. Matar más gente (más gente indefensa) que cualquier otro hombre o mujer que haya existido jamás”.
Aunque los trabajadores del hospital la recuerdan como una anciana callada y tranquila, aún tenía fantasías homicidas. Algunas de las cuidadoras recuerdan haberla oído decir: “Traiga algo de morfina, querida, y vayamos al pabellón. Usted y yo nos divertiremos muchísimo viéndolos morir”
sábado, 28 de abril de 2012
Robert Berdella: "El Carnicero de Kansas" (imagenes fuertes)
"Mis oscuras fantasias se hacen realidad"
Entre 1970 y 1980 la vida de
Robert Berdella transcurrió con aparente normalidad. Ayudó a conformar una
patrulla vecinal contra el crimen en su barrio. Se convirtió en un chef tan
prestigiado, que era requerido en importantes restaurantes y clubes. Sin
embargo, en 1981 renunció a su trabajo para inaugurar un negocio: un local de
artículos góticos bautizado como “El Bazar Bizarro de Bob” (“Bob's Bazaar
Bizarre”), ubicado en un mercado local. Vendía objetos curiosos como lamparas de lava, imitaciones de calaveras,
incienso y demás antigüedades.
Casa de Berdella |
4315 Charlotte en Kansas city es la dirección
donde Bob Berdella “El Carnicero de Kansas” asesino a seis hombres jovenes,
desmenbrandolos vivos, los eviscera, les inyecta liquido destapacaños, etc. en
su bañera y guardando los pedazos en bolsas hasta la recogida de la basura del
lunes por la mañana. Aparentemente siempre actuaba los fines de semana, de modo
que mantenía a sus víctimas descuartizadas en su casa hasta el lunes siguiente. Como muchos otros asesinos en
serie realizaba fotografías con su polaroid a sus víctimas (cientos de
fotografías de sus crímenes y varias cintas donde graba las sesiones de gran
tormento).
Su secreto se desvelo cuando uno de los secuestrados antes de ser asesinado consiguio escapar saltando por una ventana, completamente desnudo y con tan solo un collar de perro.
Su secreto se desvelo cuando uno de los secuestrados antes de ser asesinado consiguio escapar saltando por una ventana, completamente desnudo y con tan solo un collar de perro.
Las victimas
Berdella le aplicó una droga de uso veterinario |
tomó una jeringa, la llenó de líquido destapacaños Drano y se lo inyectó
en los ojos.
|
amordazado y atado con una cuerda de piano, se observa que tiene clavada una aguja en el cuello. |
electrocutado |
Berdella más tarde confeso haber asesinado a seis hombres en esos años, algunos por inyección letal y otros por asfixia, (en una victima lo electrocuto con 7.700 voltios).
El dijo que distribuía los trozos de los cadaveres en bolsas de basura y se los entregaba a los basureros como si se tratase de basura normal.
Su modo de actuar era simple contrataba los servicios de un prostituto le llevaba a su casa y alli tras maniatarle comenzaba a torturarle hasta que le causaba su muerte.
4 años después de su ingreso en prisión por cadena perpetúa murió de un ataque al corazón, aunque existen hipotesis de que fue asesinado suministrandole un veneno en su comida
Manchas de sangre (luminol) |
jueves, 26 de abril de 2012
Richard Leonard Kuklinski, Iceman
Kuklinski fue un asesino a sueldo que aseguró
haber matado más de 200 personas en toda su carrera criminal desde 1948 hasta
1986. Sus clientes eran las cinco familias criminales de Nueva York. Sin
embargo su carrera como asesino comenzó cuando apenas tenía 13 años. Kuklinski
medía 1'96 m
de alto y pesaba cerca de 140 kilos, tamaño que le daba una importante ventaja a la hora de liquidar a sus víctimas.
Cuando Kuklinski tenía 13 años, en 1948, emboscó a Charley Lane, el líder de una pandilla de adolescentes llamados “The Project Boys”, la misma que lo había molestado por algún tiempo. Para vengarse de los abusos, Richard golpeó a Charley hasta matarlo con una pala de madera, cuando el bravucón no se volvió a levantar, Kuklinski le arrancó los dientes a Lane y le cortó la punta de los dedos con un hacha para que no pudiera ser identificado. Mas tarde lanzó el cuerpo por un puente al sur de Jersey. Al principio Richard sentía culpa por el homicidio, pero pronto comenzó a sentirse poderoso. En su venganza golpeó hasta casi la muerte a los miembros restantes de la pandilla de Charley. Richard bromeó años después diciendo: “Es mejor dar que recibir”.
Cuando Kuklinski tenía 13 años, en 1948, emboscó a Charley Lane, el líder de una pandilla de adolescentes llamados “The Project Boys”, la misma que lo había molestado por algún tiempo. Para vengarse de los abusos, Richard golpeó a Charley hasta matarlo con una pala de madera, cuando el bravucón no se volvió a levantar, Kuklinski le arrancó los dientes a Lane y le cortó la punta de los dedos con un hacha para que no pudiera ser identificado. Mas tarde lanzó el cuerpo por un puente al sur de Jersey. Al principio Richard sentía culpa por el homicidio, pero pronto comenzó a sentirse poderoso. En su venganza golpeó hasta casi la muerte a los miembros restantes de la pandilla de Charley. Richard bromeó años después diciendo: “Es mejor dar que recibir”.
Asesino mafioso
Durante mediados de los años 50, Kuklinski tenía la reputación de ser alguien explosivo y temperamental que golpeaba o mataba a cualquiera que lo molestara. Pronto sus tendencias criminales llamaron la atención de la familia criminal de Newark, los DeCavalcante, quienes lo contrataban en sus primeros asesinatos para el crimen organizado. En su tiempo libre, Kuklinski merodeaba por el lado Oeste de Manhattan, lugar donde mataba a transeúntes, después confesó que disfrutaba matar a las personas que se parecían a su padre Stanley.
Para probar a Kuklinski, DeMeo salió con él en un automóvil, y se detuvieron en una calle de la ciudad, el mafioso escogió a un transeúnte que paseaba su perro y le dijo a Richard que lo mate. Sin cuestionar sus órdenes Kuklinski se bajó del auto, se acercó al hombre y le disparó en la parte posterior de la cabeza mientras caminó a su lado. Posteriormente Richard se convirtió el matón favorito de DeMeo.
Durante una entrevista Kuklinski reveló que jamás mataría a un niño y mucho menos a una mujer. En las entrevistas confesó que en repetidas ocasiones el secuestraba a sus víctimas en vez de asesinarlas, atando sus manos y pies con cinta, para dejarlos en una cueva en la espesura del bosque donde eran comidos vivos por ratas que eran atraídas por el llanto de las víctimas. Richard también filmaba estas escenas como prueba para que el comprador sepa cuanto sufrían antes de morir.
Durante mediados de los años 50, Kuklinski tenía la reputación de ser alguien explosivo y temperamental que golpeaba o mataba a cualquiera que lo molestara. Pronto sus tendencias criminales llamaron la atención de la familia criminal de Newark, los DeCavalcante, quienes lo contrataban en sus primeros asesinatos para el crimen organizado. En su tiempo libre, Kuklinski merodeaba por el lado Oeste de Manhattan, lugar donde mataba a transeúntes, después confesó que disfrutaba matar a las personas que se parecían a su padre Stanley.
Para probar a Kuklinski, DeMeo salió con él en un automóvil, y se detuvieron en una calle de la ciudad, el mafioso escogió a un transeúnte que paseaba su perro y le dijo a Richard que lo mate. Sin cuestionar sus órdenes Kuklinski se bajó del auto, se acercó al hombre y le disparó en la parte posterior de la cabeza mientras caminó a su lado. Posteriormente Richard se convirtió el matón favorito de DeMeo.
Durante una entrevista Kuklinski reveló que jamás mataría a un niño y mucho menos a una mujer. En las entrevistas confesó que en repetidas ocasiones el secuestraba a sus víctimas en vez de asesinarlas, atando sus manos y pies con cinta, para dejarlos en una cueva en la espesura del bosque donde eran comidos vivos por ratas que eran atraídas por el llanto de las víctimas. Richard también filmaba estas escenas como prueba para que el comprador sepa cuanto sufrían antes de morir.
El único asesinato que Kuklinski lamentaba fue
cuando iba a matar a un hombre y este comenzó a rezar, el asesino le dijo que
si Dios no lo salvaba en 30 minutos, lo mataría, forzando al hombre a esperar
ese tiempo antes de morir. Esta fue la máxima expresión del humor sádico del
Iceman
Uno de los métodos favoritos de Kuklinski para deshacerse de los cuerpos era meterlos en un barril de aceite de55 galones , también los
desmembraba, enterraba, o guardaba el cadáver en el maletero de un coche y lo
trituraba en un depósito de chatarra, en ocasiones solía dejar los cuerpos
sentados en las bancos de los parques, o los tiraba a huecos sin fondo,
finalmente confesó que a sus víctimas que no estaban muertas se las daba de
comer a las ratas gigantes de Pensilvania.
Formando una familia
Durante este tiempo Kuklinski era un reconocido asesino, se casó con Barbara Pedrici y tuvo tres hijos, dos mujeres y un varón. Sin embargo su familia y vecinos no estaban al tanto de sus actividades, y creían que era un exitoso hombre de negocios. En ocasiones salía de su casa mientras almorzaba para encargarse de un objetivo, aunque detestaba trabajar en días festivos, en especial Navidad, porque era importante para él estar con su familia.
Uno de los métodos favoritos de Kuklinski para deshacerse de los cuerpos era meterlos en un barril de aceite de
Formando una familia
Durante este tiempo Kuklinski era un reconocido asesino, se casó con Barbara Pedrici y tuvo tres hijos, dos mujeres y un varón. Sin embargo su familia y vecinos no estaban al tanto de sus actividades, y creían que era un exitoso hombre de negocios. En ocasiones salía de su casa mientras almorzaba para encargarse de un objetivo, aunque detestaba trabajar en días festivos, en especial Navidad, porque era importante para él estar con su familia.
Familia de Iceman |
Kuklinski se ganó el apodo “Iceman” por disfrazar el tiempo de muerte de sus víctimas congelando sus cuerpos en refrigeradores industriales.
Iceman capturado
Kuklinski fue descubierto por su método de congelar a las personas, cuando no dejó derretir bien un cuerpo y el oficial de la morgue descubrió astillas de hielo en el corazón de la víctima. Cuando las autoridades finalmente descubrieron a Richard en 1986, basaron su caso en los testimonios del oficial encubierto Dominick Polifrone y la evidencia que reunió el Detective de Nueva Jersey, Pat Kane, quien comenzó una investigación de Kuklinski hace seis años.
Los siguientes 30 años, Kuklinski mató un gran número de personas, (ATENCION: la falta de atención policiaca se debió a que Richard alternaba sus métodos homicidas. El asesino usaba pistolas, picahielos, ballestas, cuchillos, explosivos, patas de cabra, fuego, venenos, fundas de plástico para asfixiar, hasta uso de roedores… he inclusive sus puños!) El número exacto de sus víctimas nunca fue descifrado por las autoridades, Kuklinski dijo que había matado a más de 200 personas. Su veneno preferido era el cianuro porque mataba rápidamente y era difícil de detectar en los exámenes de toxicología, además lo
En un documental que permitió realizar a la cadena de televisión HBO sobre su vida, estando en prisión, declaró que, en su caso, "el asesinato era vocacional", pues quitar la vida a sus víctimas le causaba placer.
En 1988 fue sentenciado a dos cadenas perpetuas. Falleció por causas desconocidas en la prisión de Trenton el 5 de marzo de 2006.
Película
Libro
SER IN-HUMANO
“La crueldad es uno de los
placeres mas antiguos de la humanidad”
Nietzsche
Si creen que los niños de la guerra solo estan en los paises arabes, se equivocan! los seres humanos saben como usar sus crias como titeres de la perversidad, en todas partes del mundo se reclutan niños porque vale mas un cadaver que un futuro doctor o bombero, para una mente siniestra los ve como faciles instrumentos belicos llamese carne de cañon, titeres, marionetas! son dociles, baratos, sumisos, etc
"Cuando se mata de a uno se es un criminal, cuando se mata de a miles se es un militar y se reciben medallas". Charles Chaplin
solo un disparo y cae solito, sin esfuerzo a la pila de cadáveres |
La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen para beneficio de unos pocos que sí se conocen, pero no se masacran.
- Anónimo -
- Anónimo -
La Masacre de My Lai por los soldados norteamericanos fue el asesinato en masa de 347 a 504 ciudadanos desarmados de la República de Vietnam (Vietnam del Sur) la mayoría de ellos civiles (mujeres y niños) Antes de ser asesinados algunas de las víctimas fueron violadas y abusado sexualmente
antes |
despues |
Los asesinaron como si fueran cucarachas de nada sirvió los clamores de misericordia de las mujeres y las lagrimas de niños aterrados, que facil y divertido para ellos que hayan acabado con esas vidas tan despiadadamente, esta es la verdadera cara de la naturaleza humana, por ello yo del ser humano solo espero lo peor (piensa mal y acertaras) hasta donde llega un ser humano de dañar a seres tan inocentes? ese deseo de matar no tiene limites, todo por malditos motivos son frutos de un corazon podrido una mente pervertida en extremo que solo maquina pura destrucción
"Ahora me he convertido en La Muerte, Destructora de Mundos."
Oppenheimer (el padre de la bomba atomica)
Felicito al maldito hombre por sus maravillosas obras, me sorprende en gran manera como una criatura tan insignificante, debil, estupida, efimera, patetica, puede crear cosas tan aberrantes y destructivas... pudranse en su maldicion!!!
este video clip de DIMMU BORGIR se basa en los ensayos de la bomba atomica bautizada como "Little Boy" presta atencion los detalles de la gran abominacion humana
este video clip muestra a la perfección un resumen de la historia de la humanidad. La guerra, la esclavitud, la opresion, y pare de contar SIEMPRE existirán porque el corazon del hombre es maligno
miércoles, 25 de abril de 2012
Ian Brady y Myra Hindley: "Los Monstruos de los Páramos"
Ian Duncan Stewart nació el 2 de enero de 1938 en Gorbals, Glasgow
(Escocia) Desde pequeño, Ian presentaba ataques de ira incontrolables que
desembocaban en que se golpeaba la cabeza contra la pared, una y otra vez. Su
madre biológica lo visitaba con frecuencia y le llevaba regalos, aunque Ian
desconocía la verdadera identidad de la mujer que se portaba tan amablemente
con él y llamaba “tía” a “Peggy”. Poco tiempo después, le revelarían la verdad,
lo que le causó un fuerte conflicto; no comprendía por qué su madre lo había
rechazado y no podía vivir con ella. Los vecinos de los Sloane no aceptaban al
niño por su condición social, además de ser conocido en el barrio por ser pésimo
para jugar al football. Era cruel con sus mascotas y maltrataba constantemente
a perros y gatos, pateándolos.
Cuando tenía nueve años ocurrió un evento que sus compañeros siempre
recordarían. Sus compañeros y él fueron a los Páramos de Loch Lomond de día de
campo. Después del almuerzo, durmieron una siesta en la hierba. Cuando se
despertaron, Ian había desaparecido. Lo encontraron de pie, a 500 metros de distancia,
en la cima de una cuesta empinada. Durante una hora se quedó allí, recortado
contra el cielo gigante. Le gritaron y silbaron, pero no les hizo caso. Cuando
dos de sus jóvenes compañeros fueron a buscarlo, les dijo que regresaran a casa
sin él, que quería estar solo. Una de sus maestras tuvo que ir por él para
ordenarle que volviera. En el regreso, a bordo del autobús, estaba hablador por
primera vez en su vida. Para Ian, el rato pasado a solas en esa colina había
sido una experiencia profunda, que influiría en su vida adulta. Según diría
muchos años después, se había sentido solo en el centro de un vasto territorio,
sin límites. Todo era suyo. Le pertenecía. Estaba lleno de una sensación de
poder y fuerza. En medio de la vacuidad de todo esto, era el amo y señor.
En el colegio hubo un cambio radical. Sus compañeros lo recordarían como
un chico muy guapo y un estudiante brillante; incluso aprobó un difícil examen
en la Academia
de Shawlands, una escuela para alumnos con una inteligencia superior a la
media. Sin embargo, cuando se había convertido en un joven muy popular y
asediado por las jovencitas, decayó su nivel académico y comenzó a fumar.
Prefería la imagen de fortaleza que le daba aparentar ser un rebelde, a la del
estudiante modelo. Por esos
años, Ian desarrolló su fascinación por la ideología nazi y sus símbolos.
Myra Hindley nació el 23 de julio de 1942 en el distrito de Crumpsall,
Manchester (Inglaterra), Estudió en la Ryder
Brow Secondary Modern School, donde era considerada una buena
alumna, muy responsable. Era atleta y escritora; llevaba
un diario, realizaba poemas y cuentos, y leía todo el tiempo. Para ella, la
lectura y la escritura eran un refugio. No soportaba ver el sufrimiento ajeno y adoraba a los niños y a los
animales. Era dueña de un perro con el cual compartía tiempo, caricias y
confidencias. Myra siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás, les brindaba
consuelo y apoyo, era una excelente amiga y jamás utilizaba la violencia, ni
física ni verbal, en contra de nadie. Su propio sufrimiento le servía para no
maltratar a los demás.
Aprovechaba algunas de estas salidas para torturar animales en la zona de los Páramos, donde nadie podía verlo. Perros, gatos, roedores y aves fueron víctimas de una inusitada crueldad: los pateaba hasta matarlos, los quemaba vivos, los aplastaba con piedras, los mutilaba, les sacaba los ojos; disfrutaba del dolor y los aullidos de los animales, y después terminaba jadeando, antes de regresar a su casa. A muchos ni siquiera los mataba: los dejaba allí, agonizantes, para que sufrieran durante horas después de que él se hubiera marchado. A otros los amarraba y enterraba vivos. Fueron las primeras tumbas que cavó en esa zona.
Necesitado de trabajo y presionado por su familia, Ian comenzó a
trabajar en una carnicería; disfrutaba cortar la carne y los huesos de los
animales. Le fascinaba quedar cubierto de sangre y pasar horas rodeado de
trozos de carne ensangrentada. Su interés por la mutilación creció. Entre los
meses de abril y octubre de 1958 trabajó en una cervecería llamada Boddingtons.
Por esos días comenzó a beber; pasaba las noches en los pubs, bebiendo cerveza
hasta emborracharse. A los pocos meses era un alcohólico. Cuando bebía, su
agresividad surgía: era hiriente, violento y demostraba su odio y desprecio por
todos los que lo rodeaban.
Myra comenzó a trabajar como mecanógrafa en la empresa química Millward's. Inevitablemente, conoció a Ian Brady. Era cuatro años mayor que ella y poseía un aire de hombre de mundo que la fascinó desde el principio. Durante 1961, Myra escribió en su diario la fascinación y admiración que sentía por Brady. Pero a él la chica le era indiferente. Pasarían varios meses hasta que el 22 de diciembre de 1961, en la fiesta de Navidad de la empresa y al calor de unas copas, Myra e Ian comenzaron una relación amorosa.
Una vez
en la zona, Ian sometió a Pauline. La zona seguía siendo un lugar solitario,
nadie iba por allí. Ian golpeó a la chica, luego le quitó la ropa y la dejó
completamente desnuda. Myra miraba la escena atentamente, fascinada al
contemplar el otro lado de la violencia: la posibilidad no solamente de
sufrirla, sino de ejercerla. Una vez desnuda, Ian golpeó a Pauline un rato más;
ella lloraba y pedía que la dejaran en paz. Nadie le hizo caso; Ian la violó
mientras la chica no dejaba de gritar. Después tomó un cinturón y la
estranguló. Cuando
todo terminó, cavaron un agujero y allí enterraron
el cuerpo.
Myra comenzó a trabajar como mecanógrafa en la empresa química Millward's. Inevitablemente, conoció a Ian Brady. Era cuatro años mayor que ella y poseía un aire de hombre de mundo que la fascinó desde el principio. Durante 1961, Myra escribió en su diario la fascinación y admiración que sentía por Brady. Pero a él la chica le era indiferente. Pasarían varios meses hasta que el 22 de diciembre de 1961, en la fiesta de Navidad de la empresa y al calor de unas copas, Myra e Ian comenzaron una relación amorosa.
Durante
su primera cita, Ian Brady invitó a Myra a ver la película Los
Juicios de Nuremberg, sobre la forma en que los criminales de
guerra nazis habían sido juzgados y condenados en esa ciudad alemana. Las
semanas siguientes, Myra comenzó su adoctrinamiento. Tuvo que leer todo aquello
relacionado con el nacionalsocialismo: desde Mein Kampf (Mi lucha), el libro escrito
por Adolf Hitler hasta las biografías de los principales nazis. También Crimen
y castigo de
Dostoievski y las obras del Marqués de Sade.
Myra
adoptó la ideología de Ian Brady, su forma de vida, sus intereses y hasta
cambió el color de su cabello por él. Se vestía con ropa similar a la utilizada
por las mujeres alemanas durante la guerra y con botas negras de piel, de tacón
alto, lo que a él lo excitaba. Después de este entrenamiento, Ian Brady hizo
que Myra sacase una licencia para portar armas, lo que les permitió adquirir
algunas pistolas. Brady no podía adquirirlas por ser un ex presidiario.
Myra
también obtuvo la licencia para conducir. Las lecturas y las conversaciones con
Brady tuvieron su efecto; la afilada inteligencia de Ian caló profundo en la
impresionable Myra, quien dejó de creer en Dios al conocer en detalle las
atrocidades cometidas por los nazis y los puntos de vista de diferentes
filósofos. Aprendió a despreciar a los judíos, a los negros, la religión, las
convenciones sociales, el matrimonio e irónicamente, a las mujeres. Brady la
inició además en la sexualidad desaforada; le enseñó el placer del dolor y la
convenció para que se tomaran fotografías desnudos o haciendo el amor. Filmaron
algunas cintas pornográficas, pero su interés en esto decayó rápidamente.
Más que
la experimentación sexual, la verdadera pasión de Brady era la violencia.
Mientras tenían sexo, Ian Brady llamaba a su novia "Myra Hess", en
honor al apellido del oficial nazi Rudolf Hess. Ian llevó
a Myra al lugar donde disfrutaba estar a solas: los Páramos de Saddleworth. Le
mostró la zona, con algunas construcciones en ruinas, tierra floja y muchísima
soledad. Myra quedó fascinada con el lugar y se acostumbraron a ir allí para estar
a solas, tener sexo y tomarse fotografías. A lo único a lo que Myra se negaría
siempre sería a maltratar animales: su perro la acompañaría aún en su etapa más
oscura.
Ian y Myra en los Páramos
Estando
con Ian, Myra desarrolló su odio a los niños. A ella, que tanto los había amado
y protegido, de pronto le parecían seres detestables. El 12 de
julio de 1963, Ian Brady decidió dar el paso definitivo. Pauline Reade, una
chica de dieciséis años, se dirigía a un baile de los trabajadores ferroviarios
la noche de su desaparición, salió de
su casa a las 20:00 horas. Ian convenció a Myra para que abordara a la chica y
la invitara a acompañarlos a los Páramos de Saddleworth, para que la ayudara,
supuestamente, a buscar un guante. Ian las siguió en su motocicleta.
Su
segunda víctima fue John Killbride, de doce años de edad. El 23 de noviembre de
1963, John Killbride y su amigo John Ryan fueron al cine por la tarde. Cuando
la película terminó a las 17:00 horas, se fueron al mercado de
Ashton-Under-Lyne para ver si podían ganar algún dinero ayudando a los vendedores
ambulantes a recoger sus puestos. Myra
engañó al niño llevándolo a la misma pradera. Myra le dijo que se veían en una
zona cercana para que la ayudara a buscar un objeto perdido, por lo cual le
daría algo de dinero; a cambio, el niño no debería decirle a nadie donde iba a
estar. El chico obedeció las indicaciones.
En los
Páramos de Saddleworth ya estaba esperando Ian, quién de inmediato comenzó a
golpear al chico. Le dio puñetazos y lo pateó en el estómago, le pisó los dedos
y lo golpeó en la cabeza. El niño lloraba. Myra observaba nuevamente. Ian le
ordenó al niño que se quitara la ropa; una vez que estuvo desnudo, lo obligó a
ponerse boca abajo y lo violó analmente. Se había llevado una de las pistolas
adquiridas por Myra; cuando el chico yacía en el piso, inconsciente, trató de
ejecutarlo con un disparo. Pero el arma estaba atascada y no pudo dispararle.
Enfurecido, esperó que el chico volviera en sí y después lo estranguló. Con
ayuda de Myra, cavó otra fosa y enterró el cadáver.
El tercer
asesinato tuvo como víctima a Keith Bennet, de doce años de edad. El 16 de
junio de 1964, los dos lo abordaron en la calle y lo invitaron a acompañarlos a
un supuesto día de campo. Otra vez lo condujeron a los Páramos. Nuevamente se
repitió la rutina: Ian lo obligó primero a desnudarse ante la mirada cómplice
de Myra. Después descargó su furia sobre el chico, golpeándolo hasta que se
cansó. Ian lo violó analmente, lo estranguló y volvieron a cavar una fosa. Una
vez enterrado el cadáver, volvieron a la ciudad.
Fue en un parque de diversiones donde conocieron a Lesley Ann Downey, una niña de diez años. Ian y Myra habían ido a pasear a la feria y vagaban por allí, comiendo helados, cuando la vieron. Lesley les sonrió amigablemente; había ido sola a aquel lugar. Ellos intercambiaron una mirada cómplice y la abordaron. Se mostraron muy amables con ella, le compraron un algodón de azúcar y finalmente la invitaron a acompañarlos y quedaron de verla en otro sitio un rato después. Esta vez la llevaron a su casa. Ian y Myra la obligaron a que se desnudara por completo. Al principio ella, desconcertada, se negó, pero Ian le dijo que era para un trabajo fotográfico y le mostró su cámara. Como ella se resistía, la obligaron. Una vez desnuda, Ian la amarró, la colocó en varias posiciones sexualmente explícitas y le tomó nueve fotografías. Satisfecho, Ian comenzó a pegarle, abofeteándola y propinándole puñetazos y patadas. Habían puesto un disco de The Beatles y la canción “I feel fine” sonaba como fondo. Myra tenía una grabadora; aprovechó la ocasión y grabó los gritos de su víctima; la niña lloraba, gritaba y rogaba por su vida. La grabación de dieciséis minutos era escalofriante: “¡Por favor, no me hagan nada, por favor, mamá, ayúdame! ¡Dios mío, ayúdame! ¿Qué van a hacer conmigo?” Se escuchaba la música al fondo, así como la voz de Myra, primero tratando de convencerla de que se calmara, luego insultándola y amenazándola. También se oía la voz de Brady, furioso, gritándole. Este finalmente la violó vaginal y analmente, mientras Myra observaba todo con frialdad. Luego Ian la estranguló.
Después
de llevar a cabo este ritual, la enterraron a la mañana siguiente en los
Páramos de Saddleworth. Las nueve fotos y la grabación fueron utilizadas para
ambientar sus siguientes encuentros sexuales: hacían el amor rodeados de las
imágenes de la niña torturada y escuchando sus gritos de dolor y terror, lo
cual los excitaba. Luego, las fotos y el cassette fueron guardados en una
maleta.
Jennifer
“Jenny” Tighe, de catorce años, fue su siguiente víctima. El treinta de
diciembre de 1964, la niña fue a un club en Manchester para escuchar a varios
de sus grupos de rock locales favoritos. Myra e Ian la interceptaron en la
calle, la llevaron a su casa, le pusieron la canción de The Beatles y
repitieron el procedimiento: la desnudaron, la golpearon, la torturaron
quemándola con cigarrillos, la violaron y estrangularon. Su cuerpo terminó
enterrado en los Páramos. Su padre estaba seguro de que la niña se había fugado
“con los beatnicks” y así se lo comentó a la policía: fue un gran error. En la investigación
que tendría lugar tiempo después, Jennifer no sería considerada víctima de la
pareja, hasta que Myra, muchos años después, confesó el crimen.
Ian y
Myra seguían yéndose a pasear a los Páramos, donde conversaban abiertamente de
sus crímenes. Gustaban de tomarse fotografías junto a las tumbas de sus
víctimas, riéndose. En agosto de 1965, se suprimió la pena de muerte en el
Reino Unido y la cadena perpetua se convirtió en la máxima pena, esto
redundaría en beneficio de la pareja homicida.
Ian y Myra sobre la tumba de una de sus víctimas |
Su última víctima conocida fue Edward Evans, un chico de diecisiete años. El 6 de octubre de 1965, lo invitaron a su casa con insinuaciones sexuales de Myra. Cuando el chico estuvo desnudo, Ian se dedicó a golpearlo. Después lo amarraron y lo pusieron sobre un sofá, donde dedicaron varias horas a torturarlo.
David
Smith (cuñadode Myra) fue acudir a la
Estación de Policía de Manchester. Allí denunció el asesinato
del que había sido testigo. La policía llegó a la casa de Brady y Hindley; allí
descubrieron el cuerpo ensangrentado de Evans por hachazos cubierto con una sábana y un cable en el cuello, en una
habitación del segundo piso de la casa. Ian Brady y Myra Hindley fueron
arrestados inmediatamente y acusados de asesinato tras la declaración de David
Smith.
Ann West, la madre de la fallecida Lesley Ann Downey, fue una de las personas que más sufrió a causa de la pareja. Tuvo que ver las nueve fotografías de su hija desnuda, atada y violada, además de escuchar su voz en la grabación para poder inculpar a Ian y Myra. Su dolor aumentó cuando Ian declaró que no se arrepentía de nada de lo que había hecho.
La policía fue incapaz de encontrar dos de los cuerpos enterrados y se conformaron con acusarlos por los que sí habían hallado. Durante todo el juicio, Ian y Myra intentaron culpar a David Smith (cuñado de Myra que los denuncio) de los asesinatos, una actitud que sólo sirvió para profundizar el odio del público hacia ellos.
Tras ser
interrogados, Myra confesó. Ian lo hizo poco después: admitió haber matado de
un hachazo a Edward Evans porque había un testigo, pero exculpó a Myra del
crimen; también admitió cuatro asesinatos más. Hasta noviembre de 1986, veinte
años más tarde, Ian no admitió ser el culpable de las muertes de Pauline Reade
y Keith Bennet. Los
agentes localizaron la maleta que contenía las nueve fotografías de la desnuda
y torturada Lesley Ann Downey, así como la grabación con sus gritos. El nombre
de John Kilbride estaba escrito en un cuaderno, las descripciones de los
asesinatos se hallaban en el diario de Myra y también las fotografías sobre los
sepulcros.
Ann West, la madre de la fallecida Lesley Ann Downey, fue una de las personas que más sufrió a causa de la pareja. Tuvo que ver las nueve fotografías de su hija desnuda, atada y violada, además de escuchar su voz en la grabación para poder inculpar a Ian y Myra. Su dolor aumentó cuando Ian declaró que no se arrepentía de nada de lo que había hecho.
La
investigación se centró en los Páramos de Saddleworth en las afueras de la
ciudad, donde Brady y Hindley habían enterrado a sus víctimas; varios cadáveres
fueron recuperados. El juicio comenzó el 21 de abril de 1966. El fiscal Sir
Elwyn Jones acusó a Ian Brady y Myra Hindley de ser "personas
malvadas", que se jactaban de sus asesinatos y disfrutaban del dolor de
las familias.
Durante
el juicio, la madre de Lesley Ann Downey, Ann West, tuvo que escuchar otra vez
la grabación de los últimos momentos de vida de su hija para poder
reconocer su voz: los gritos resonaron en el Tribunal hasta que la madre se
derrumbó. Ian y Myra sonreían. Esto creó un odio gigantesco en la opinión
pública británica y en la prensa, quien de inmediato bautizó a la pareja como
“Los Monstruos de los Páramos”.
Durante
el juicio, su hermana Maureen no dudó en declarar cómo Myra había cambiado
radicalmente al comenzar a salir con Brady: “Era una joven adusta que decía odiar al género
humano. Myra se sentía incapaz de imaginar la vida sin Brady. Tan unida se
sentía a su novio, que ni siquiera cuando un día éste le dijo que quería abusar
sexualmente de un niño, fue capaz de dejarlo”.
La policía fue incapaz de encontrar dos de los cuerpos enterrados y se conformaron con acusarlos por los que sí habían hallado. Durante todo el juicio, Ian y Myra intentaron culpar a David Smith (cuñado de Myra que los denuncio) de los asesinatos, una actitud que sólo sirvió para profundizar el odio del público hacia ellos.
En ningún
momento durante el juicio mostraron arrepentimiento o alguna reacción emocional
ante el dolor de las familias de sus víctimas. Además, la fotografía de Myra
tras su detención se reprodujo hasta el hartazgo en todos los periódicos y se
convirtió en un icono instantáneo: el rostro del Mal que los británicos
identificaban y maldecían. La misma Myra diría que nada le hizo tanto daño como
esa fotografía.
El 6 de
mayo de 1966 ambos fueron condenados a cadena perpetua. En 1967, el Secretario
General de Justicia decidió que la pareja de asesinos nunca saldrían de
prisión. Ann West murió a causa de la depresión en la que se sumió después del
asesinato de su hija de diez años. Fallecida treinta y dos años después, pese a
todo la atormentada Ann West murió sabiendo que los dos homicidas se quedarían
en la cárcel. Luego de ser condenada, Myra Hindley solicitó varias veces la
libertad condicional pero nunca le fue concedida.
En
prisión, Myra se convirtió en la reclusa número 964055. Compartió celda con
otra famosa asesina en serie británica, Rosemary West. Allí pasó
muchos años, recibiendo continuamente flores, dinero y cartas de admiradores.
El caso más extraño fue el de un chico de trece años, quien le escribió a Myra
para decirle que estaba seguro de que ella había cambiado y era ya una buena
persona. La carta del niño, quien había recibido permiso de sus padres para
escribirle a la asesina, se publicó en los periódicos británicos. En 1970, Myra
rompió todo contacto con Brady. Nunca volvería a verlo.
Sobre su
ex pareja, Brady diría: “Myra era un camaleón que simplemente reflejaba lo
que ella creía que le agradaría a la persona a la que se dirigía. Era capaz de
matar a sangre fría. En este sentido, tuvimos una fuerza inexorable".
En 1985, tras diecinueve años en prisión, Ian fue declarado mentalmente insano
y enviado a un hospital psiquiátrico. Luego fue ingresado en el Hospital de
Ashworth en Liverpool, Merseyside, Inglaterra, donde se le diagnosticó
esquizofrenia paranoide. Permaneció allí hasta convertirse en un anciano,
debatiéndose día a día entre la vida y la muerte debido a varios intentos de
suicidio y huelgas de hambre que deterioraron su salud.
Pese a esto, Brady no se arrepintió nunca de sus crímenes y hasta escribió un libro "felicitando a sus colegas asesinos". Además siguió jactándose de sus asesinatos y continuó por años jugando con el dolor de los familiares de sus víctimas, en especial con la familia de Lesley Ann Downey. Ian Brady aceptó rápidamente su condena y pronto se instaló en la vida carcelaria.
Por su parte, Myra fumaba mucho, sufría de angina de pecho e hipertensión. El 15 de noviembre de 2002, tras una enfermedad pulmonar, Myra sufrió un ataque cardíaco y fue ingresada en el hospital; pocas horas después murió de insuficiencia respiratoria, derivada de una grave infección en el pecho después de su ataque al corazón.
Pese a esto, Brady no se arrepintió nunca de sus crímenes y hasta escribió un libro "felicitando a sus colegas asesinos". Además siguió jactándose de sus asesinatos y continuó por años jugando con el dolor de los familiares de sus víctimas, en especial con la familia de Lesley Ann Downey. Ian Brady aceptó rápidamente su condena y pronto se instaló en la vida carcelaria.
Por su parte, Myra fumaba mucho, sufría de angina de pecho e hipertensión. El 15 de noviembre de 2002, tras una enfermedad pulmonar, Myra sufrió un ataque cardíaco y fue ingresada en el hospital; pocas horas después murió de insuficiencia respiratoria, derivada de una grave infección en el pecho después de su ataque al corazón.
Sus crímenes marcaron la historia británica. Después de ellos,
pocos asesinos en el Reino Unido calaron tan profundo en la opinión pública y
despertaron tanta animadversión. Hasta la fecha, los cadáveres de algunos de
los niños que mataron siguen allí: enterrados en algún lugar de los Páramos,
sin que se les haya podido hallar.
cancion referente a "Los Monstruos de los Páramos"
cancion referente a "Los Monstruos de los Páramos"
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