domingo, 29 de abril de 2012
Jane Toppan y sus pócimas especiales
Jane Toppan fue una angel de la muerte: se llamaba Honora Kelley nació en el año 1857 en Boston, y era hija de unos inmigrantes irlandeses. Aunque no fue adoptada formalmente por el matrimonio Toppan, Honora cambió su apellido por el de ellos, así como su nombre de pila pasándose a llamar Jane Toppan de ahí en adelante. Creció resentida con su madre adoptiva, quien era abusiva con ella y odiaba a su hermanastra Elizabeth, la consentida de la familia. A pesar de esto, llevó una vida más o menos normal hasta que, siendo una mujer joven, fue abandonada por su prometido, lo que le produjo una crisis nerviosa tras la cual trató infructuosamente de cometer suicidio.
En 1885 entró a la escuela de enfermería donde solía obtener excelentes notas, aunque algunos se sorprendieron por su excesivo interés en las autopsias. Mientras estudiaba pasaba mucho tiempo con los enfermos, y allí descubrió el poder de muchos fármacos opiáceos. Jane comenzó entonces a experimentar con los pacientes, especialmente con medicamentos como la morfina y la atropina, variándoles las dosis recomendadas por los facultativos para observar los efectos en su sistema nervioso. En casos de altas sobredosis llegaría a meterse en la cama con los pacientes y abrazarlos en el momento de su muerte.
demasiados pacientes morían bajo sus cuidados cuando les administraba sus “pócimas especiales”. A lo largo de dos décadas Jane acumuló un número incontable de víctimas que sucumbieron a sus mortíferos cocteles de morfina. Se dice que fueron 31 muertes, pero en realidad el número pudo haber sido mucho mayor. Jane no solamente mataba pacientes. En 1895 mató a sus caseros y en 1899 a su hermanastra Elizabeth, a quien le administró una dosis letal de estricnina la cual, como se sabe, produce una muerte espantosa, con terribles dolores y convulsiones.
A principios del año 1901 se fue a vivir a la casa de Alden Davis en Cataumet para atenderlo debido a su pésimo estado de salud, agravado por una depresión tras la muerte de su mujer. Lo que Alden no sabía era que la propia Jane había envenenado a su esposa. En cuestión de semanas, Jane envenenó a Alden y a dos de sus hijas. Como el viejo Alden había fallecido “en trágicas circunstancias”, a Jane se le acabó el trabajo, con lo que decidió regresar a Boston. Allí encontraría al viudo de Elizabeth, su antigua compañera de orfanato, y decidió conseguirlo para ella. Para este fin envenenó y mató a la hermana del hombre, y posteriormente lo envenenó a el con idea de curarlo para demostrarle que era una enfermera capacitada. Llegó incluso a envenenarse a sí misma para provocar las simpatías del hombre, pero esta treta no le funcionó y fue expulsada de aquella casa.
Jane Toppan fue arrestada el 29 de Octubre de 1901. Estando bajo custodia, Jane confesó haber cometido 31 asesinatos aunque se piensa que un número más realista sería entre 70 y 100. En el juicio, llevado a cabo en 1902, los médicos declararon que Jane Toppan había nacido con una “débil condición mental”. Estando en la corte, Jane dijo: “Esa es mi ambición. Matar más gente (más gente indefensa) que cualquier otro hombre o mujer que haya existido jamás”.
Aunque los trabajadores del hospital la recuerdan como una anciana callada y tranquila, aún tenía fantasías homicidas. Algunas de las cuidadoras recuerdan haberla oído decir: “Traiga algo de morfina, querida, y vayamos al pabellón. Usted y yo nos divertiremos muchísimo viéndolos morir”
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