Nicolas Claux construyó su reino de necrofilia y
depravación en los cementerios góticos parisinos profanando tumbas, era un
necrófilo irredento, quien, para satisfacer su ímpetu, trabajó durante diez
meses como asistente en un depósito de cadáveres. En ese lugar violó decenas de
cadáveres ademas practicó el canibalismo, la hematofagia y fue mas alla.
Nació el 22 de marzo de
1972 en Camerún, África. Su padre era un ciudadano francés que prestaba sus
servicios en un banco y que continuamente era enviado por largos periodos, con
su familia, a países extranjeros. “Mi infancia fue básicamente normal, excepto porque
tuve pocos amigos. Fui un niño solitario, no tuve hermanos ni hermanas con
quienes jugar, por lo que pasaba muchas horas en mi habitación. Mis padres eran
muy cariñosos y me dieron todo lo que les pedí, aunque nunca sentí una
verdadera unión con ellos. Nunca me cargaron o me besaron y me dejaban solo la
mayoría del tiempo. Fue en esa época cuando desarrollé un interés por la muerte
y lo oculto. Dedicaba varias horas a leer libros de vampiros y hombres lobo”.
“La foto de una estatua
del demonio sumerio Pazuzu me atraía especialmente. Para mí, simbolizaba algo
extremadamente antiguo y poderoso. Pocos años después vi esa misma escultura en
la película El exorcista y mi interés por lo oculto se incrementó” Cuando Claux tenía diez
años su abuelo falleció a causa de una embolia cerebral. Este suceso aumentó la
obsesión de Nicolas por la muerte física. Desde entonces creció su fascinación
por los ritos mortuorios y por la atmósfera de las morgues. A los 16 años se
mudó junto con su familia a París, ciudad que le ofreció un paisaje maravilloso
en lo que a cementerios corresponde.
“No transcurrió mucho
tiempo antes de que conociera cada uno de los cementerios de París como la
palma de mi mano. Entre 1990 y 1993 pasé la mayor parte de mi tiempo libre en
los panteones. Los más impresionantes son los de Pere-Lachaise, Montmartre y
Passy. Lo que más me agradaba de ellos eran sus mausoleos” Con las herramientas
necesarias, Claux violó la paz de los mausoleos parisinos. Según ha declarado, dentro
de ellos se sentía “como un emperador reinando en el infierno”.
CEMENTERIO PERE LACHAISE. PARIS. FRANCIA |
MONTMARTRE |
PASSY |
Tras servir varios años como asistente de un depósito de cadáveres, que entre otras cosas servía para abastecer su despensa personal, el 4 de octubre de 1994 Claux finalmente cruzó la delgada línea que separa a los hombres de los demonios. Pasó casi todo el día buscando una víctima, cualquier víctima, sin importar sexo, raza o religión. Estaba buscando a la muerte, nada más, nada menos. Cuando oscurecía decidió probar suerte en Minitel (una de las primeras versiones de Internet.) Respondió el mensaje un hombre llamado Thierry Bissannier. Decidieron reunirse en el departamento de Thierry; éste deseaba una noche de relaciones sexuales, pero Claux tenía otros planes.
“Llevé la pistola conmigo
–explica Claux–; al llegar a la dirección acordada toqué en la puerta. Abrió la
puerta, entré y, mientras el tipo cerraba, tomé el arma. Cuando volteó tenía el
cañón de la pistola apuntándole en un ojo. Después de unos instantes de duda
jalé el gatillo. Lo observé durante unos minutos y después fui a la cocina,
donde encontré unas galletas. Regresé a la sala y me senté a comer mientras
veía al hombre al que acababa de disparar. Vi que aún se movía, le volví a
disparar, esta vez en la nuca. Cuando terminé, borré mis huellas dactilares y
salí de la escena, llevándome un talonario de cheques, una tarjeta de crédito y
sus identificaciones personales”
El cuerpo de Bissonnier
permaneció en el piso de su departamento por tres días antes de que sus padres
lo descubrieran. Uno de los primeros investigadores en arribar a la escena del
crimen fue Gilbert Thiel. La víctima era uno más de los homosexuales asesinados
cada año en París y tan sólo en aquel mes de octubre habían muerto otros siete
en circunstancias similares. De acuerdo con la agencia France-Presse, los
asesinatos de homosexuales representan un tercio del total de homicidios en
París. Las víctimas generalmente comparten perfil y hábitos similares,
incluyendo un punto de vista liberal en lo que corresponde a la sexualidad, a
los que incorporan los riesgos como parte del placer. A principios de los años
90, la mayoría de los encuentros homosexuales comenzaba con un mensaje en
Minitel.
La utilización de la
tarjeta de crédito de Bissonnier proporcionó las primeras pistas para la
aprehensión ulterior de Claux. El 15 de noviembre de 1994, elementos de la brigada criminal parisina
arrestaron, afuera del cabaret mundialmente famoso Moulin Rouge, a Nicolas
Claux, de 22 años, sospechoso de estar involucrado al menos en uno de los
asesinatos de homosexuales ocurridos en París. En los dos años siguientes, una corte ordenó la
creación de un equipo de psiquiatras y psicólogos para examinar al presunto
asesino. Docenas de estudios revelaron un desorden de personalidad psicótica. Nico dio una sacudida eléctrica a los investigadores cuando él describió
cómo gozó el comer de tiras de músculos del cadáver que metía en la losa del
mortuorio del hospital St José donde el trabajaba. Él también describió por
completo los detalles cómo rondó los cementerios góticos parisienses, abria los
ataudes y apuñalaba el cadáver con un destornillador para luego beber la sangre
humana mezclada con las cenizas y la proteína humanas del polvo.
Trabajò como ayudante mortuorio por 10 meses en una funerarìa, cuando estaba por coser los cuerpos después de una autopsia, él cortaba tiras de carne de la costilla y se las comìa. A veces llevaba pedazos de carne a su casa para luego cocinarlas. La sangre que robaba la almacenaba en su refrigerador, en su departamento se encontrò fragmentos de huesos y dientes humanos, vértebras y huesos de pierna habian sido atados y colgados en la pared, los tarros con cenizas humanos estaban sobre su tv, su casa era una capilla dedicada a la muerte. Debido a la carencia de pruebas y evidencias no pudieron conectarlo con las otras escenas de crimen, Nico fue acusado solamente por asesinato premeditado y seis cargos de robos graves.
DECLARACIONES
“No transcurrió mucho
tiempo antes de que conociera cada uno de los cementerios de París como la
palma de mi mano. Entre 1990 y 1993 pasé la mayor parte de mi tiempo libre en
los panteones. Los más impresionantes son los de Pere-Lachaise, Montmartre y
Passy. Lo que más me agradaba de ellos eran sus mausoleos”
“…les informé que había
profanado varias tumbas góticas y mutilado los restos momificados. Cuando
preguntaron por qué conservaba bolsas de sangre en mi refrigerador, simplemente
respondí que la bebía de manera regular. Por haber trabajado durante diez meses
como asistente en el depósito de cadáveres utilicé mi posición para
materializar mi fantasía de toda la vida y para comenzar a practicar actos de
canibalismo. Después de las autopsias, cuando me quedaba solo con los
cadáveres, cortaba tiras de carne, las llevaba a casa, las cocinaba y me las
comía”.
JUICIO
El juicio contra Nicolas
Claux comenzó el 9 de mayo de 1997. Fue hallado culpable de un asesinato
premeditado, robo armado y profanación de tumbas. Lo sentenciaron a 12 años de
prisión, aunque fue liberado el 22 de marzo de 2002 y actualmente divide su
tiempo entre la pintura, la elaboración de tatuajes e Internet, donde despliega
su arte.
“Hay un paralelo entre el arte y la muerte. Ambos
son cuestión de estética y ambos proporcionan sentimientos divinos. El arte es
creación y el asesinato aniquilación. La creación y la destrucción provienen de
las mismas manos”, concluye este
singular artista del crimen.
En prision |
Nicolas Claux salió de prisión para dedicarse en
cuerpo y alma a la elaboración de tatuajes y a la pintura, dos actividades que
encontraron una resonancia económica en una página web que comercializa
literalmente con la muerte.
VEAN SUS OBRAS MACABRAS EN www.vasilykonstantin.com
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